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Smart cities: por qué las ciudades deben volverse inteligentes

 
¿Sabías que las ciudades consumen ya más del 75% de la producción de energía mundial y generan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero? Teniendo en cuenta que para 2050 se espera que el 66% de la población mundial viva en áreas urbanas, el desafío es bastante claro: apostar por un reciclaje estratégico y transformación digital que permitan proporcionar a estas poblaciones recursos básicos como alimentos seguros, agua limpia y energía suficiente, al tiempo que se garantiza la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Smart cities | ¿Qué son exactamente?

Últimamente se ha hablado mucho de ellas pero ¿sabes realmente qué diferencias hay entre una ciudad inteligente y una ciudad normal?
Aunque el término «Smart city» sí que es nuevo, la idea que hay detrás no lo es. Por norma general, una ciudad inteligente es aquella ciudad que utiliza la tecnología para ofrecer servicios y resolver los problemas de la urbe. Una ciudad inteligente permite, entre otras cosas, mejorar el transporte, la accesibilidad y los servicios sociales, promover la sostenibilidad y dar voz a sus ciudadanos.
El Internet de las Cosas juega un papel muy importante en este sentido. Así, las aplicaciones de IoT basadas en la nube reciben, analizan y administran datos en tiempo real para ayudar a los municipios, empresas y ciudadanos a tomar mejores decisiones que mejoren la calidad de vida.
Los ciudadanos interactúan con los ecosistemas de las ciudades inteligentes de diversas formas utilizando teléfonos inteligentes y dispositivos móviles, así como  automóviles y hogares conectados. Así, emparejar dispositivos y datos con las infraestructuras físicas y servicios de una ciudad puede reducir los costos y mejorar la sostenibilidad de la misma.
De esta manera, las comunidades pueden mejorar la distribución de energía, agilizar la recolección de basura, disminuir la congestión del tráfico e incluso mejorar  la calidad del aire con la ayuda de IoT.
En este sentido, ahora más que nunca, las organizaciones deberán colaborar para ayudar a que las ciudades sean más inteligentes, pues la integración de la tecnología es un desafío especial que requiere una amplia cooperación.
Las ciudades que ya se han convertido en Smart cities o ciudades 4.0 (como Singapur, Londres, Nueva York, San Franciso o Chicago), se han apoyado en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y el big data con el claro objetivo de disminuir el consumo energético, reducir las emisiones de CO2 y aumentar el bienestar de los ciudadanos.

Smart cities

Fuente: Iberdrola


Los ciudadanos crean la ciudad y no al revés


Según detalla Iberdrola, las características que definen a una Smart city serían las siguientes:

  • Empleo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
  • Automatización y control de edificios.
  • Planificación urbana eficiente.
  • Movilidad urbana y transporte público sostenible.
  • Gestión inteligente de los residuos sólidos.
  • Mejora de la sostenibilidad medioambiental.
  • Preocupación por el entorno social.
  • Tecnologías aplicadas a la educación.
  • Tecnologías aplicadas a la salud.
  • Sistema de comercio electrónico.
  • Transparencia entre gobiernos y ciudadanos.
  • Datos compartidos: open data.

Tal y como comentábamos unas líneas más arriba, uno de los elementos clave de una ciudad inteligente es la valoración de la participación ciudadana: los ciudadanos crean la ciudad y no al revés.
Las ciudades utilizan esta «herramienta» para recopilar datos en tiempo real sobre todo tipo de cosas, incluido el tráfico, la calidad del aire y del agua y la radiación solar. Con esta información, el gobierno puede actuar de inmediato para resolver casi cualquier problema.
Por último, se espera que la llegada de la tecnología 5G sea ​​un hito decisivo que impulse la tecnología de las ciudades inteligentes a la corriente principal y acelere las nuevas implementaciones. ¡Seamos optimistas!